Hace unos días, una compañera
comentaba la respuesta que había recibido por parte de un hombre en la red
social Twitter. Todo empezó con un debate sobre un tema bastante intrascendente
pero, en un momento dado de la conversación, ella le recriminó una actitud
machista. La respuesta que recibió fue algo así como: “¿Pero cómo voy a ser yo
machista? Si yo a mi mujer le digo cosas muy bonitas mientras me está preparando
la comida”
Aquello nos llevó a hablar de esos
hombres que, muy orgullosos y sin ningún tipo de duda, te sueltan un “yo no soy
machista” y “en España ya no hay machismo”. Porque, claro, ¿cómo va a haber
machismo en un país en el que no nos obligan a llevar burka y en el que podemos
hasta conducir y votar?
Por eso, pensando en ti, querido no machista, he escrito
este artículo.
En el colegio, y dado que tú no
eres machista y además vives en una sociedad que ya tampoco lo es, seguro que
te parabas a reflexionar sobre por qué el patio de recreo era para que tú y tus
amigos jugarais al fútbol, mientras que mis amigas y yo nos quedábamos en un
rincón o paseábamos charlando, teniendo cuidado de que no nos diese ningún
balonazo, claro.
Si fueras un machista cualquiera,
con un “es que a las chicas no les gusta el fútbol” acabarías este debate.
Pero, como no lo eres, estoy segura de que hace mucho tiempo que te diste
cuenta de que el deporte está reservado para vosotros. Porque tú, si eres
bueno, puedes vivir de ello y ser profesional. Yo, sin embargo, tendría
prácticamente imposible llegar a ser profesional [
http://www.eldiario.es/economia/Jugadoras-primera-trabajadoras-segunda_0_236226540.html].
Tú, incluso, podrías llegar a formar parte de LA selección (de baloncesto, de
fútbol, de waterpolo…). Yo, sin embargo, sería una de “las chicas del”
baloncesto/fútbol/waterpolo…Porque, como te habrás dado cuenta hace mucho, lo
tuyo, lo masculino, es lo normal, lo estándar. Como tú no eres machista, esto
no te parecerá una tontería ni
mucho menos, pero, por si acaso, te
propongo que te lo imagines al revés. “Hoy juega la selección de balonmano y,
mañana, será el turno de los chicos del fútbol”. Choca, ¿verdad? Ahora imagina
esto: “Y después de este amplio resumen que han podido ver del partido amistoso
que ayer jugó la selección de fútbol, nos despedimos, no sin antes dar la
enhorabuena a los chicos del balonmano, que ayer se proclamaron Campeones del
Mundo. Buenas tardes”. ¿Te lo imaginas? Pues al revés sí sucede, pero qué te
voy a contar a ti, querido no machista…
En esta sociedad no machista, como
sabrás, también son para vosotros los principales puestos de poder. Porque, si
resulta que yo alcanzo un puesto importante en mi trabajo, tendré que demostrar
continuamente que lo he conseguido por méritos propios y no ligándome a un
superior. Pero tú, sin embargo, todo el mundo sabe que mereces ese puesto y no
hay duda de que estás capacitado para él. Por cierto, ¿recuerdas lo que te
decían cuando eras pequeño? Aquello de “este niño va a ser alguien importante, ¡mira
cómo organiza a los demás! Tiene dotes de liderazgo”. A mí, sin embargo, me
decían que era una mandona. Por no hablar de que es posible que, haciendo el
mismo trabajo, yo cobre menos que tú [
http://www.20minutos.es/noticia/2065827/0/brecha-salarial/hombre-mujeres/igualdad-sueldos/ ] Imagino que ante esto estarás igual de indignado que yo, amigo no machista.
Ahora, te propongo un ejercicio
mental. Me gustaría que recordases la última vez que alguien valoró el respeto
que mereces basándose en tu vestimenta. Venga, piensa… ¿Cómo? ¿Que eso nunca ha
ocurrido? Ahora piensa la de veces que pensaste que esa chica con falda era una
puta, una guarra o una zorra. Piensa cuántas veces consideraste que esa mujer
iba vestida así única y exclusivamente para provocarte a ti. Supongo, dado que
tú no eres machista, que nunca pensaste algo así de una mujer.
¿Alguna vez, querido no machista,
tuviste que darle un teléfono falso a una mujer porque ésta no dejaba de
insistirte? ¿Alguna vez te llamaron “facilón” por decir que sí o “estrecho” por
decir que no?
¿Alguna vez, siendo ya adulto,
una desconocida se dirigió a ti con términos como “nene” o “guapo”? ¿Alguna vez
tuviste que cambiarte de acera para evitar pasar por delante de un grupo de mujeres
que, probablemente, te dirían cosas poco agradables? Estoy segura de que a ti
nunca te pasó. Imagino que ahora rondará por tu cabeza la duda de, si en esta
sociedad no machista en la que vivimos, a las mujeres sí les pasan estas cosas
a diario…
También me gustaría saber qué
piensas acerca de que, en este mundo no machista, se tenga que establecer un
teléfono para nosotras, por si nuestra pareja resulta ser, no un enfermo, sino
un hijo sano, sanísimo del patriarcado. Porque, estoy segura de que tú condenas
y te indignas ante la violencia machista, pero has de saber que hay mucha gente
que a esos maltratadores y/o asesinos los llama “enfermos”. Porque, claro, así alejan
el problema de ellos. Así hacen parecer que son casos aislados, sin ninguna
relación entre ellos y que, por supuesto, nada tienen que ver con la sociedad
en la que vivimos.
Las denuncias falsas suponen un
0,005% del total desde el año 2009.
Por cierto, ¿sabías que hace poco
se editó un libro llamado “Cásate y sé sumisa”? Sorprende algo así en una
sociedad no patriarcal, ¿verdad? Como tú no eres machista, sé que no lo harás,
pero hay quienes lo justifican aludiendo a que la autora del libro es una
mujer. Está claro que nunca se han parado a pensar que “el opresor no sería tan
fuerte si no tuviera cómplices entre los propios oprimidos” (Simone de
Beauvoir).
Por cierto, estoy segura de que sabes
quién fue Simone de Beauvoir. Imagino que la estudiaste en el instituto, dado
que en esta sociedad no machista siempre hubo sitio para nosotras y, por eso,
en los libros de historia o filosofía aparecen tan a menudo mujeres ilustres.
Y, además, es por eso que nunca
nadie pensó ni piensa que nuestro deber exclusivo en la vida es encontrar un
buen marido, casarnos y tener hijos y, hasta que eso no ocurra, no seremos una
verdadera y completa mujer. Estarás de acuerdo conmigo en que, en una sociedad
que fuera patriarcal (no como ésta nuestra, que ya no lo es), existirían
hombres que se creyesen con el poder de decidir por nosotras. Puede que alguno
llegara incluso a ser, que sé yo, ministro de justicia. Pero eso ya es mucho
imaginar…
Además, estoy segura de que si
ese hombre fracasase en su intento de controlar nuestra maternidad, sería
gracias a que tú y tantos y tantos como tú salisteis a la calle a luchar junto
a las mujeres. Sería ilógico que un no machista como tú se quedara en casa este
próximo 28 de septiembre, por ejemplo [
http://www.mujeresenred.net/spip.php?article179].
Vamos, es que ni me planteo esa posibilidad.
También, en esa sociedad que
antes sí que era muy machista pero que ya no lo es, sería impensable que el
lenguaje mantuviese y perpetuase rasgos machistas, ¿verdad? Por eso doy por
hecho que tú jamás utilizas “hijo/a de puta” como insulto. También doy por
hecho que no se te ha hinchado la vena del cuello al leer eso de “hija/o”, pero,
fíjate, que hay quienes se ponen muy nerviosos en cuanto se menciona eso de “lenguaje
inclusivo”. Fíjate qué cosas, en una
sociedad no machista las mujeres recibimos malas caras y hostilidad cuando
pedimos ser nombradas.
Sé que a ti el lenguaje inclusivo
no te indigna y no te hace pensar que esas exageradas feministas se os están
subiendo a las barbas. Pero estoy segura de que sí te irritará saber una de las
definiciones de femenino en la RAE: débil, endeble.
Tu indignación irá a más cuando sepas
que la primera definición de rey es “monarca o príncipe soberano de un reino”
pero que, la primera definición de reina es “esposa del rey”.
Y, ¿sabes que es un cocinilla? “Hombre
que se entromete en cosas, especialmente domésticas, que no son de su
incumbencia”. ¿Sigo? Tercera definición de gozar: conocer carnalmente a una
mujer. Muslamen: muslos de una persona, especialmente los de mujer. Y supongo
que no hará falta que te explique las diferencias entre zorra y zorro o entre
perra y perro.
¡Vaya con la RAE! ¿De dónde se
habrán sacado estas cosas, amigo no machista? Es que, hay que ver, que una lee
un diccionario y lo mismo hasta acaba llegando a pensar que vivimos en un mundo
machista y que el lenguaje tampoco está a salvo de serlo! Quizá también haya
que tener en cuenta el hecho de que hablamos de una institución en la que,
desde su fundación, solo siete mujeres se han sentado en uno de sus sillones,
frente a más de mil hombres.
Querido no machista, si has llegado hasta aquí, enhorabuena,
muchos no lo harán. Porque, claro, está muy bien que hablemos de igualdad y de
los derechos de las mujeres, pero bajito, sin molestar. Porque, sino, pasamos a
ser una histéricas feminazis (término que jamás habrás utilizado para referirte
a las feministas, dado que tú no eres, ni mucho menos, machista).
Podría seguir, pero creo que es
suficiente. Ahora, querido no machista, hay dos opciones. La primera es la que
estoy segura que tú, dado que no eres machista, no elegirás: seguir mirando para
otro lado y seguir creyendo que el patriarcado no existe, que esto son
exageraciones y cosas sin importancia, que todo lo que te cuento aquí es cosa
del pasado y que hoy en día no ocurre. La segunda opción, la tuya, es que
reflexiones y te revises a ti mismo. Porque, tengo una buena noticia para ti:
se puede “desaprender” lo aprendido. Sal, habla con feministas, escúchalas. No
van contra los hombres, van contra los machistas. Y, si tú no lo eres, ¿qué
tienes que temer?