13 de noviembre de 2015

Periodismo responsable

Pensemos en una manifestación contra el terrorismo de ETA. Miles y miles de personas en las calles, venidas desde todos los rincones de España. Niños, mujeres, hombres, familias enteras. Jóvenes y no tan jóvenes. Por desgracia no hay que echarle mucha imaginación, pues lo hemos vivido, con demasiada frecuencia, hasta hace no mucho.

Imaginemos ahora las portadas de la prensa al día siguiente. Cómo ignorar e invisibilizar un hecho así, ¿verdad? ¿Qué se hubiera dicho de un medio que no le daba importancia a ello?

Hablemos ahora de la manifestación del pasado sábado en Madrid contra la violencia de género (dato: solo en los últimos 12 años ha habido más mujeres víctimas de violencia de género que víctimas de ETA en toda su historia). Miles y miles de personas en las calles, venidas desde todos los rincones de España. Niños, mujeres, hombres, familias enteras. Jóvenes y no tan jóvenes.

¿Cuáles son las portadas de los principales periódicos al día siguiente? De los cinco más vendidos (El País, El Mundo, La vanguardia, el Periódico de Cataluña y ABC), en solo dos aparece la manifestación a gran tamaño en la portada. En un tercero aparece una pequeña reseña, tan pequeña, que incluso la noticia “Taiwán no proclamará la independencia” ocupa mayor espacio. En los otros dos pueden buscar y rebuscar, pero no encontrarán NADA. (http://kiosko.net/es/2015-11-08/general.html).

Pero la cosa va mucho más allá. No mencionaron la manifestación, no. Sin embargo, días después, en uno de esos medios, sí que publicaron un artículo en el que se tachaba a la misma, literalmente, de “absurda manifestación”. ¿Los argumentos? Entre otras perlas, que la violencia de pareja (así es como llama el individuo a la violencia de género) es algo privado que siempre ha existido vete tú a saber por qué. Vamos, que nos crucemos de brazos, que no hay na que hacer y que dejéis ya de dar la lata, locas histéricas.


No es la primera vez que vemos cómo desde la prensa se ponen piedras en el camino de la lucha contra la violencia de género. Por eso, y para que mucha gente sea consciente de cómo se trata en este país este tema, he recopilado algunos de los casos más llamativos. Cuándo alguien se pregunta cómo puede ser que hoy hayan matado a otra mujer, cómo es posible que no se acabe con esto de una vez… ¿Que cómo es posible? Pues, entre otras muchas cosas, porque tenemos una prensa que, en demasiadas ocasiones, lo suaviza, lo justifica y lo fomenta.



¿Un hombre irá 9 meses de cárcel por llamar yonqui a su ex pareja? Qué locura, ¿no? Si es que ya montamos el lío por cualquier chorrada… Ah, espera, que si leemos la noticia completa resulta que:


La insulta, la coge del cuello y la tira al suelo. Pero ellos eligen como titular “a la cárcel por llamarla yonqui”. Bravo



¿"Muere"? ¿"Cae"? ¿Ella sola? ¿"Detienen a un hombre"? ¿Al primero que pasaba por allí? ¿La noticia en la sección sucesos? Qué despropósito…



“Detenido por amor”. Saltó la valla y entró en la casa de su exnovia. No era la primera vez que lo hacía desde que rompieron. Qué romántico. ¿Y ella va y lo denuncia? Las mujeres hoy en día es que somos unas desagradecidas. ¿Qué pretende? ¿Que acepte la ruptura y no se cuele en su casa cada vez que le da gana? ¡Pero si eso es una prueba de amor, tonta! ¿Qué hay más romántico que eso? Pobre chico, qué injusticia. Él solo está enamorao…




“Una pareja normal”. Él no la dejaba salir porque no quería estar mucho tiempo solo. La tarde anterior era la primera vez que ella podía quedar a solas con una amiga. Vamos, lo que viene siendo una pareja de lo más normal. Todo el mundo sabe que lo normal cuando tienes pareja es no poder salir de tu casa. Es algo muy normal y muy romántico, casi tanto como lo de saltar vallas y entrar en casas ajenas.





TOMA YA. Y saludaba todas las mañanas, ¿verdad?


Si ya de por sí aterra la actitud de parte de la sociedad ante la violencia de género, peor aún es que los medios lo reproduzcan como si nada. Pudiendo condenar y concienciar, en muchos casos eligen el morbo, la justificación, y acaban disfrazando asesinatos, haciéndolos pasar por amor. Un poquito de cabeza, ¡por favor!